Dani, en Francia, y la foto que la llevará al estrellato.
Recuerdo el día que la volví a ver, después de su largo viaje, se veía distinta. Era jueves, de esos en los que falto a las únicas dos horas de clase que tengo. Pretendía hacerla de jugador de fútbol. Mentía a todos, y un poco a mí. Sabía que no juego ni canicas, pero aún así estaba ahí. Sudando. Corriendo detrás del balón. Mi corta vista hacía que me mueva con torpeza. Pero aún así estaba ahí.
-Pocho. Teléfono.
-…- Jadeo de cansancio.- ¿Quién?
-…- Hace un silencio como pensando que hacer. Luego habló por mi celular.- Una Daniela. Dice que acaba de salir de clase.- Me acercó a Javier, que seguía hablando con ella cosas que jamás me enteré.
-“Trae pa`ca”.- A Javier. Tomé el teléfono.- ¡Dani! ¿Estás en letras?
-¡Pochito! Estoy en camino a las canchas. Tu amigo Javier me cayó súper bien.- Entonces volteo a putearlo con la mirada por gilero y quedamos, con Daniela, en encontrarnos en los bebederos, después de todo ya no tenía pulmón para seguir detrás del balón haciendo el ridículo.
Mientras camino pienso que me he vuelto sobre protector. Que olvido, a veces, que esa muchacha que conocí hace algunos años ya ha crecido. Es toda una mujer que irradia belleza, alegría y sabios consejos. Entonces entiendo que la pequeña rubia de dieciséis que conocí tiene ahora dieciocho y parece de cuarentitres.
Llego a los bebederos, pero aún no llega. Aprovecho para quitar el sudor de mi cabeza y refrescarme del sol. Noté que el grifo estaba un poco oxidado, pero no me importó. El chorro de agua es suficientemente grueso y de un solo golpe meto la cabeza en el agua. De pronto me quedo sordo porque el agua me tapa los oídos, y me gusta sentir que no hay nada más que agua refrescante calando mi cerebro.
“Todo estará bien Pochito. No te preocupes.” Me repite siempre. Pero como no preocuparse cuando está mal. Cuando la gripe la desanima. Cuando la depresión la toca. Me preocupo y está bien. Pero tiene razón… con el tiempo todo estará bien.
Mientras seguía sordo por el agua siento que me tocan el hombro. Y en un intento torpe por sacar la cabeza del chorro me golpeo, y era de esperarse.
-¿Pochito estás bien?
-Sí Dani. No re preocupes.- Luego la observo y me di cuenta que había cambiado más. Estaba ligeramente bronceada y su cabello parecía ser más rubio aún. Su expresión de “ten cuidado, no seas tan tonto” me causaba gracia. Pero no era sólo eso. Parecía que venía diferente incluso por dentro. Pensé que los franceses le habían cambiado algo, pero no sabía que era.
Se alejó un poco para que yo pudiera secar mi cabello en un movimiento parecido al que hacen los perros cuando los bañan, y apenas terminé de regar el pasto con los diez litros de agua que yacían en mi cabeza se sujeto de mi cuello con fuerza de un brinco. Me abrazó con firmeza, apretando mi cuello. La extrañaba, y parecía que ella también. Al menos eso decía mi cuello que, después del abrazo, lucía rojo por las calles.
Conversamos. De todo y de nada. Como siempre, como si no se hubiera ido ni dos días. Hablamos de que al primero que vio fue a Richi, su novio. Dijo que se sentía muy feliz de verlo y me gustó verla feliz de nuevo. Luego comimos. Fumamos. Nos tiramos al pasto y buscamos algo más que hacer. No me preocupaba, con ella siempre hay algo que hacer. Una, dos o diez horas. Vimos sus fotos de Francia. Escuchamos mi música y no le gustó. Luego la de ella y me agradó, incluso más que la propia.
Tal vez yo viaje este año. Quizá llegué más gordo y no radiante como ella. Puede ser que no traiga regalos por tacaño. Pero en el fondo sé que cuando regrese todo será como siempre. Sé que Dani, mi “amiga personal” –valga la redundancia (1)- seguirá siendo aquella buena amiga con la que puedo compartir infidencias, tonterías, risas y tristezas.
Dedicado a aquella chica agripada por rockera. A esa hija de padres liberales que tanto me hace reír.
Sucede que lo prometido siempre es deuda, sin importar quién dio el sermón y cuántas vece para que se hiciese dicho. Es hermoso, y siempre es una alegoría el ir retratando pedazos de la amistad que se reparte o compare Ro muy lindo. Te quiero.
(ahora comento el sgte.)
Creo que…no soy tan buena escribiendo como tú…
i creo además que así escribiera mejor…no se acercaría ni un poqito a lo que tú has escrito allí…
pero…tal vez me atrevo a decirte gracias por estos últimos ciclos…porq han sido contigo…
i sabes? debo completar mi frase:
«todo estará bien…mientras estes conmigo»
por ahi…en otra facultad…tu en comunica, io en letras…tu en miami…i io en francia…pero conmigo!
teqieromásqsiemprerobertoelar 🙂