[Lima. Un lunes cualquiera señor Vallejo. Un lunes]
Se despertó decidido. Buscó su maleta y metió lo más importante. Paola seguía dormida y él empezaba a extrañarla. Dejó la maleta en la puerta, con sus cosas. Se cambió. Cogió una hoja y empezó a escribir. Puso la nota encima del velador, le dio un beso a su novia y se fue.
Horas después despertó Paola. Vio la cama vacía y empezó a angustiarse un poco. Empezó a gritar “¿Sebas?… ¿Sebastián estás ahí?” Pero nadie contestaba. Cogió la nota y sin siquiera leerla empezó a llorar. Dedujo lo ocurrido, su cepillo no estaba, tampoco sus libros. Las tres únicas camisas faltaban, al igual que el retrato de la madre de Sebas, que siempre carga. Sebastián la había dejado sin dar mayor explicación de la que estaba en la nota.
“Niña buena:
Me voy por un tiempo, porque te quiero. Me voy porque no aguanto ver caer lágrimas de tu rostro cuando peleamos. Me importas, más que nadie quizá, y por eso tengo que partir por un tiempo. Tengo que crecer sólo, porque si lo hago contigo sufrirás más de lo que lo haces ahora. Tengo que aprender a valorarte, y valorarnos.
Te ama.
Sebas”
Paola lloraba de impotencia y de rabia. Porque entendía que lo que hacía Sebastián era, para él, necesario, pero le jodía que se haya ido sin más. Sin la posibilidad de convencerlo. Y es que Sebastián está acostumbrado a solucionar las cosas solo, sin la ayuda de los que lo quieren. Peca de terco, de obstinado. A veces, cree Paola, parece una roca y ella no podrá querer a una roca siempre.
[Ella, aunque no le guste hacerlo, se prometió esperar. Esperar que crezca, a que cambie, a que olvide, como Sebas dice. Se sentará a esperar que regrese cuando quiera y como pueda, pero espera que al fin y al cabo lo haga.]
[Él cree que cuando regrese nada será igual. Que ha cometido una grave equivocación. Siempre recuerda las palabras de su hermana, las mujeres perdonan; pero no olvidan. Pero ya es tarde, dice.]
Ambos, de lejos, se dicen adios.
hombres inmaduros, capaces de amar como gente madura. De alguien así estoy enamorada, ag.
roberto, sebastian soy yo?
Quien, es sebastian, uhmmm, creo que sebastian eres tu, ah.